La curiosidad mato al gato {Eliel Barnave}

Ni siquiera llevaba reloj para saber que horas eran, de todas manera sabía que no era ni tan tarde ni mucho menos temprano por la ubicación de la luna, sonreí me gustaba las aventuras y me había dispuesto a salir de el internado en busca de laguna de ellas. Sin saber a donde ir, di vueltas al rededor del la gran mansión hasta que aquella misteriosa y fantastica torre se metió en mis pensamientos, según decían se aparecía alguien y era peligrosa, sonreí con curiosidady me dispuse a mover los pies directo hacía aquel desconocido lugar.

La oscuridad se veía más negra a medida que me acercabab, no era que le temiera a la oscuridad pero si a algun ataque en medio de esta, de todas formas seguí adelante y con los sentidos agudizados por si algo sucedía pondría en acción aquel maravilloso don que me habían regalado. Tropecé con una roca y me tambaleé sin caer al suelo; recuperando el equilibrio me llevé una mano al pecho y suspiré mientras sentía acelerarse los latidos de mi corazón.

Un día mas, las clases estaban a punto de comenzar y faltaban pocos días ya para dar inicio a las actividades escolares. Varios representantes del ministerio vendrían mañana para asegurarse que el terreno y las instalaciones fueran adecuados para el aprendizaje de mis muchachos. Salí a dar una ultima vuelta con tal de asegurarme que todo estaba bien y nada saliera mal, sobretodo con la intención de inspeccionar que ningún chico o chica se hubiera acercado a la torre. Seria desastroso si ... sacudí mi cabeza con intención de arrancarme aquellos pensamientos de la cabeza, solo supersticiones, me repetí. Tenia una linterna de guardia de museo pero apagada y guardada en un bolsillo porque todavía no necesitaba luz para poder ver.
Camine con paso firme y sigiloso sin siquiera molestarme que fuera de noche sin embargo aguce el oído atento a cualquier movimiento cercano, distinguí una figura a lo lejos y me acerque hacia ese lugar. Cuando estuve a mas o menos 1 metro pude distinguir con suma claridad una silueta femenina.
-No deberías estar aquí a esta hora- dije, estando detrás de ella quien parecía sobresaltada por algo.
off: mal lugar diría yo xD

Me había pillado...

Quería despotricar pero eso no era propio de mi y muhco menos de una mujer, respiré con calma y decidí girarme a enfrentar lo que viniera, al parecer luego de haber pisado un límite empezaban a suceder cosas malas así que... ¿Era cierto el peligro de ese lugar? ¿Estaría maldito? quería investigar mis instintos me lo gritaban...

Me tope con la figura de un hombre no veía muy bien pues las sombras cubrían su rostro, al primer vistazo habría pensado que era un fantasma, pero no era tan creyente de semejantes ideas, era lo suficientemente lato para hacerme hechar la cabeza hacía atrás o a decir verdad yo era muy baja, una característica que podía usar a favor o encontra de mi misma.
-¿Por qué? ¿Tan tarde es?- Pregunté con lentitud mientras retocedía unos pasos sin saber por qué, quizás por simple instinto.

Pregunto si realmente era tan tarde, la respuesta era sencilla: No, aun eran las 9:00pm pero no debía estar en este lugar, mas por cuestiones morales que por cualquier otra cosa. Deje soltar un suspiro muy largo, cuanto me enojaba que desobedecieran las normas, especialmente creadas para su protección y bienestar. Fruncí el ceño mirándole con severidad, mis ojos no demostraban la mas mínima pizca de amabilidad en ese momento, solo rotunda severidad.
-Esta prohibido estar en estos terrenos joven, dime tu nombre por favor.
Espere su respuesta mientras colocaba los brazos en jarra para dar la sensación de que realmente estaba enojado, aunque solo estaba preocupado por el bienestar de mi gente.

Me mordí los labios continuamente mientras pensaba que hacer, ¡Santa Madre! era un maestro de seguro y yo como siempre metiendome en problemas ¿Acaso aprendería alguna vez? No, de seguro jamás aprendería a comportarme como debía, moví las manos como abanico y nuevamente mi corazón latío más rápido al notar su enojo, iban a matarme podía jurarlo.

¿Mi nombre? ¿Cuál era mi nombre?, imposible había.... -Madeline-Repondí recordando aquella sútil y poco usual palabra que me idéntificaba entre los alumnos, aún así estaba segura que iría a para a dirección con una buena anotación y seguramente, suspención, expulsión o un merecido cástigo-¿Lo siento?-dije cerrando los ojos al tiempo que arrugaba la nariz-Yo.. bueno..sólo quería explorar-suspiré-Aquí no se puede hacer nada-repusé por lo inaudiblemente.

Claramente se veía nerviosa, me lo dijo su actitud y la manera casi obsesiva en que se mordía los labios. Tardo en responder como si se estuviera olvidando de un mínimo pero importante detalle, su nombre, espere paciente ya que no tenía ningún apuro. Por fin logro decir "madeline", pronto se diculpó y acto seguido se excuso. Realmente no necesitaba excusas, sabia bien que los niños eran así, yo mismo una vez lo fui a pesar de saber que estaba mal y siempre tener buen comportamiento. Murmullo algo que no llegue a entender pero supuse que se trataría de una queja, después de todo eso hacían los chicos cuando un adulto les regañaba. Mi expresión se dejo ver menos seria y mas preocupada, deje soltar un suspiro y simplemente baje la guardia.
-Bien, señorita Madeline, mi nombre es Eliel Bernave y estoy a cargo de la ronda en este sector. Para que este consciente de lo que hace, la próxima vez que salga a "explorar" trate de hacerlo de día y procurando no pasar al interior de la torre. ¿Queda entendido?- pregunte con voz neutra y marcial.

-No, no entendíaexclamé con una aparente seriedad en la cara, no entendía por qué a parte de las leyendas no podá ir allí, ¿Qué de malo tenía? solo era una ojeada y nada más. Me encojí de hombros antes de dar un paso atrás y dar la vuelta para caminar varios pasos más cerca de la torre, me giré y grité-No me ha pasado nada, puedo jurar que son puros mitos.

Estaba claro que me castigarían varios días pero el intento valia, mi fuero interior me fgritaba que explorara aquel lugar que corroborara o comprobara los mitos del lugar, podía sentir los sentimientos guardados allí solo si me acercaba un poco más y quizás puediera ver algo sí lo tocoba, solo sería un momento. Emprendí de neuvo la caminata sin saber si aquel profesor me seguía o estaría donde lo había dejado.

Suspire, valla que tenia uno que tener paciencia para tratar con los niños de hoy en día. En mis tiempos con una reprimenda era suficiente para aplacar los instintos básicos de uno, ahora encima de que contestaba me retaba dirigiéndose a ese lugar que estaba prohibido. Metí las manos en los bolsillos, comprendiendo que seria imposible aplacar su temple y convencerla de volver, por lo menos vigilaría lo que hiciera y ya después recibiría su castigo. Claro, eran puros mitos y eso no lo negaba pero era peligroso, podría resbalar y caer en cualquier momento. Ademas no me gustaría saber que alguno de mis alumnos se quiso suicidar y salto por la baranda de la torre. Suspire con resignación al ver que seguía dirigiéndose al lugar, que bueno sería en momentos como estos no mantener una ética profesional.